Un equipo titular sin prácticamente ninguna sorpresa; mas o menos era el que todo el mundo esperaba: Javi Varas; Cáceres, Escudé, Spahic, F.Navarro; Navas, Medel, Trochowski, Perotti, Negredo y Kanouté.
El Valencia no llegó a inquietar la portería de Varas en el trascurso de los primeros cuarenta y cinco minutos. La oportunidades eran únicamente para los nuestros. Se mostraron unas bandas muy activas, surtiendo de innumerables balones a los delanteros. En general, una primera parte de 3-0 como mínimo si hubiéramos estado un poquito más acertado de cara a portería y a Muñiz no se le hubiera antojado quitarnos ese gol, que repito, era legal. Obación al equipo al término de la primera parte, y la verdad es que no era para menos.
La segunda parte fue digna de ver y sufrir en el estadio. Un sinfín de sentimientos entre los aficionados, -entre los que yo tengo la suerte de incluirme-. Un segundo tiempo que tuvo absolutamente de todo, menos gol. Todo empezó con una doble amarilla a Trochowski, quien dejó al equipo con un jugador menos. Marcelino quitó a un delantero, para poner a un centrocampista; Kanouté por Rákitic. Cambio más que lógico. Pero todo no quedó ahí, penalti sobre Aduriz de Escudé, a quien Muñiz saca roja, por lo que el equipo queda con 9 jugadores. Afortunadamente, Banega lanza al palo el penalti, por lo que el Valencia no consigue poner tablas.
Con dos jugadores en inferioridad, la cosa cambió mucho. Apenas llegamos a área contraria desde ese momento y tocó de tirar de casta y coraje para aguantar el resultado. Con un hombre menos en la defensa, Marcelino decide quitar a Perotti para dar entrada a Coke, de manera que Cáceres pasara a central. Al poco tiempo del cambio, Aduriz es explusado por agresión y el Valencia quedó con diez jugadores en el terreno de juego. El partido se jugó en campo sevillista desde el momento de la expulsión de Escudé. Todos muy juntos y achicando balones como se podía. El aliento de una sobervia afición, como viene siendo habitual, fue importantísimo para lograr la vistoria.
Segunda parte no apta para cardiacos. Se sufrió, se peleó con casta, y al final conseguimos lo merecido. Debemos estar orgullosos de nuestros jugadores, por saber afrontar las malas circunstancias del partido con la profesionalidad que lo han hecho.
Lo importante ha sido que nos hemos llevado 3 puntos fundamentales para no perder el rastro a los de arriba y la imagen del equipo ha dado un cambio radical. Espero que este cambio de imagen no sea similar a la temporada pasada: donde el equipo era capaz de lo mejor y de lo peor, de manera muy intermitente. Yo confío en que esta imagen se mantenga, y de ser así, no dudo que la temporada la acabemos arriba; no digo ni primero ni segundo, pues esta liga adulterada no lo permite, pero sí tercero o cuarto.
Pero mejor no adelantar acontecimientos y seguir adelante con humildad, consiguiendo puntos poco a poco y lo más importante, que el Pizjuan se convierta en un fortín esta temporada. Ahora a pensar en ganar a los colchoneros el próximo domingo a las 18:00.
¡VIVA EL SEVILLA!